vida, yace su cuerpo que juega a ser de viento.
11.26.2007
9.20.2007
Si pudiera ver más allá del silencio, no me clavaría los ojos con estas espinas que saben a tiempo recorrido, a maleza fecunda.
Si fuese un tenedor lo mas posible es que entre mis dientes se escurriría la carne e inútilmente intentaría morder el vidrio.
Sigue siendo de carne el cuerpo, sobre los huesos, sigo profanado la sepultura cada noche cuando me recuesto.
Dice profundamente entristecida...
7.24.2007
7.05.2007
desde sus talones la silueta inconfundible de aquel esqueleto profano de las alturas.
danzaba el llanto
danzaba la esfera,
entre nostalgias...
5.28.2007
5.03.2007
El suave aroma a hierba floreciente.
Nacen, como una marea las gotas del rocío entre los dedos de mis pies.
Y de las alas, esqueléticas esfinges que llevo sobre mi espalda… sobre ellas prefiero ser discreta…
Bajo la lluvia contemplo las notas que recorren uno a uno mis segundos, y dejo que la hierva destemple mi médula espinal.
Me confieso, perpleja enamorada, dócil acurrucada como una niña entre sus ramas…
Confieso que mis huesos mutan y que sencillamente lo amo sin reproches ni discursos, tan sólo dejando que brote entre mis costillas hasta llegar a mi amígdala, así tan suave, tan dormida entre su aroma, mi cuerpo yace, su cuerpo yace amándonos a cada instante.
3.27.2007
Es suficiente, tiempo de frenar tanta asquerosa mentira.
Vomitar tu rastro, estrujar mis tripas hasta hacer desaparecer rastro de tu vida, que no es vida y lo sabes...
Al viento mis entrañas vomitando tu ADN que en mi ser no se encuentra.
Haré del viento mi perfume, de las escamas mi piel
3.14.2007
Derrama la tinta de tu boca sobre mi espalda.
Bebe el océano que estalla entre tus caricias.
No permitas que la miel empape tus sentidos, no.
Que no es sólo dulzura la sangre que cae de mi boca.
Que no es sólo sal, ni miel, no hay textura cautiva entiendes?
mientras me haces el amor,
Que no hay palabras mas diestras que las pronunciadas por estos cuerpos.
3.07.2007
En primer lugar quitamos la ropa, escarbamos entre la piel y bebemos su ph.
Roseamos la mesa con luz de luna.
Luego invitamos al silencio, damos la bienvenida a los latidos de corazón que se aceleran paulatinamente hasta hacerlos un ritmo en común.
Untamos las manos en albahaca para acariciar cada rincón del cuerpo amado.
Unas gotitas de aceite de canela entre el cuello y la espalda, sutilmente el aroma irá incorporando el cuerpo hasta nuestros brazos.
El tiempo, ese infame despiadado lo encerramos dentro de una botella con unas gotitas de ajo.
Lentamente nos emborracharemos de esta pócima, la mesa servida el mantel esperando los gemidos para impregnarlos, la piel abriendo sus poros para fundir los ph y hacer de la pócima perfume, aquel feromónico líquido...
lista la pócima para degustar.
Fot: Katarina Sokolova
2.27.2007
objeto de devoción,
lugar de deseo,
instrumento perfecto,
caudal de constelaciones.
2.22.2007
Huele mi boca a polen, la seda se mezcló entre los tejidos de mi piel.
Dentro, en mi lengua, un enjambre de mariposas hacen erupción y vuelan junto a la copa de un árbol.
Mis manos se sumergen entre albahaca hasta acariciar el alba.
Mi corazón... ese desquiciado que se estrelló tantas veces, hoy aprendió de las mariposas el vuelo hasta llegar a planear.
Huele mi carne a perfume de viento, mis pies entre las escamas llevan la sangre que derrama el suelo, en el que danzo y no alcanzo a rozar.
Fotografía: Ira Bordo
2.05.2007
Un pedacito de tu hueso ilíaco se quedó entre mis dientes,
me pervierte recordarte entre mis manos cuando lo robé.
El sabor de tu ph en mi legua,
mi saliva se regocija de sentirlo.
Hay en mi oído medio un eco que suena a cada segundo...
tus gemidos que se instalaron en él.
Entre mis uñas los restos de tu espalda, la sal que brota de tus poros en intensidad junto a mi piel.
Entre mis manos el volumen de tus besos,
puedo sentir tus labios precipitándose hasta ellas.
En mi ombligo tu legua, bebiendo vino...
en mi espalda tus dientes intentando arrancar la columna.
En mi ombligo tu legua, bebiendo vino... en tu mente...
la misma imagen tu boca en mi ombligo, tu legua, bebiendo vino...
Y aquí justo en medio de mi pecho cada unos de los segundo que recorren el amanecer junto a ti.
Fot:Rafal Bednarz | |
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2.03.2007
Pocas las palabras, tanto el cariño...
Este es un homenaje a la más bella de todas,
La princesa con zapatitos de luz, aquella que en su inmensidad conquistó mi cariño.
La niña que camina profundo y deja en su paso una huella, un remecer de la tierra que la cobija.
Tanto, tanto el cariño, pocas las palabras ya no sé que más decir, te extrañaré... las tardes de té, las mañanas de galletitas, las eternas conquistas del papel... una que otra discusión...
Los zapatitos levantan las grietas, tu curso no será en tempestades, el vestido, aquel que guardas en el armario, recordará a cada segundo el bello instante que en la vida nos reunió.
Te quiero.
1.29.2007
En mareas, tormentas,
los ecos de sus caricias estrellándose a cada segundo en mi espalda.
Sin aliento la respiración cautiva los gemidos que estremecen mis oídos, beben los labios sus escalofríos,
bebe mi lengua el vino que circula por el cáliz de sus huesos.
Y si las grietas colapsan, si la contracción se agudiza,
las manos...
ellas entre carias recogen los vestigios del huracán que retuerce la médula vertebral.
Delgada es la esquina que agrieta mi legua, débil, sensiblemente débil y transversal el horizonte de tu esquina ilíaca,
deliciosa mi legua se jacta de beber su ph.
Los hielos destemplando el paladar agridulce que tus dientes retorciéndose en los poros de mi cuello,
o lo que queda de él...
y los ecos de sus caricias que estremecen los segundos y no me dejan respirar.
1.19.2007
Se llevó las margaritas,
en su lugar dejó capullos de seda.
Mi cuello reclama, ahora su ausencia,
entre suspiros las huellas del océano cubriendo los rincones descubiertos.
Se llevó los segundos,
el tiempo recobró vida cuando mis manos se quedaron por fin quietas,
pero estremecidas...
Los dientes ensañados,
la dulzura enternecida, el escalofrío...
mi espalda entre sus dedos desasiéndose como el papel ante la tinta.
Extraño es el placer de saber cuantos segundos recorrieron el desierto,
cuantos días antes de rendirse...
En un jardín de margaritas, que bebió hasta dejar mariposas en su lugar.
Fot: Ira Bordo.
1.13.2007
Intensidad.
Mis manos navegando en terciopelo.
Amapolas regocijándose en las espinas de mis dedos.
Dicen que los segundos tienen continuidad, digo que puedo detenerlos entre mi lengua y mis labios, deleitarme con ellos y dejarlos ir cuando quiera que se extiendan sobre mi cuello.
Intenso es el suspiro que suave se cobija en mi cadera, leve su partida cuando dejo de respirar.
Perturbador es el silencio, cuando quiero decir tantas cosas, que inundan mis ojos y los desarman en caudales desiertos.
Con ropas de viento “Digamba” cada segundo se impregna como alfileres entre las escamas, mi piel de vientos dejándose llevar por los azares, cual seda en las alturas.
Fotografías: Lilya Corneli