4.19.2017


Deseo

Me preguntas por qué y yo podría sencillamente decir porque te deseo.
Pero hay océanos de porqués.
Qué es lo que quiero? sencillamente que desates tu perversidad en mi, un festín de los sentidos.
Que quieres cuidarme? confío en ti, sé que me conoces, que reconoces el lenguaje de mi cuerpo y vas a tener más cuidado aún del que será necesario.
Por qué? porque despiertas en mi ese lado oscuro que estaba dormido, porque haces de mi piel una llama que abrasa todo pensamiento, porque tu piel tocando la mía me hace querer gritar rogando por más, porque ansío sentir tus manos tirando de mi cabellera como lo hiciste una vez, como lo recuerdo en mis fantasías eróticas, porque eres el Eros de  mis deseos más oscuros.
Tus manos rasgando sentidos, tu boca agudizando la sensibilidad de mis tímpanos, tu piel acelerando mi respiración. 
Quiero, deseo, ansío, sobretodo ansío ver tu mirada perversa en ese instante en el que muerdes tu labio inferior y  saboreas la oscuridad, el instante donde la línea desaparece y se abre un mundo de éxtasis. 
Pero en realidad, es sencillamente porque te deseo.


Pintura: Aron Wiesenfeld

4.15.2017

Te invito una copa,
a ti y tu hermosa piel color avellana, sé que no bebes, pero quizá podrías lamer de mi cuerpo el nectar que brota de tu proximidad.
Te invito a morderme, si mordeme con vehemencia, sin cordura, sólo por el placer de escucharme rogar y gemir, rogar y gemir cuantas veces lo quieras, porque sabes cuanto anhelo cada diente tuyo apretando y hundiendo las texturas que despiertas en mi piel, rosando, dibujando, llenándola de colores y de temperaturas que hacen hervir mis sentidos.
Te invito a beber a verter tus anhelos en mi cuerpo; a hacerlo la miel o la sal, la pimienta o el amargor que tu lengua desee acariciar.
Te invito, sin zapatos,  a caminar sobre la arena, a dibujar sobre ella desiertos ardientes o mares en calma, el silencio si así lo deseamos.
Sin ropa y sin embargo con los sentidos muy despiertos te invito a hacer de mi cuepo el festín a disfrutar y de los nuestros en complicidad, el líquido que esa copa pueda llenar.




4.04.2017

Puedo mantener la calma mientras tus dedos no toquen mi piel.
Puedo ser sensata mientras mi oído no sienta tu respiración, agitada.
Puedo, si, caminar quieta sin que tiemblen mis piernas y que mantengan su sentido vertical, mientras tus manos no toquen mi entrepierna, mientras tus caderas no se aproximen.
Si, mis palabras tienen sentido mientras tu cuerpo no me apriete y mi cerebro pierda oxigenación.
Pueden si mis manos surcar líneas rectas, claro, eso si la yema de mis dedos, la palma de mi mi mano no se llena de éxtasis al tocarte.
Si, puedo mantener la cordura, pero no me pidas que éste díscolo y perturbado cuerpo la mantenga si me provocas. 
No pidas a mis neuronas que existan en ese tiempo en que decides lanzarte a esa locura que somos cuando nuestros cuerpos se reconocen. Cuando se conjuga tu perversidad exquisita y la tempestad de mi cuerpo en llamas.
Puedo si caminar ligera, deslizarme entre entre las nubes, pero si te aproximas serán mis gemidos lo que escuches, mi cuerpo retorciéndose de deseo y mis uñas quienes se amarren a cada rincón de tu cuerpo... mi lengua quien intente beber de tu sudor y mi olfato quien se asfixie de no encontrar lo que busca.

Fot: Mizar.