3.27.2007


Me diste la vida, engendro de muerte en el llanto, si pudiera la chispa hacer que desaparezca tanta amargura de sabernos atadas de sangre, de llagas, de esa estampida que nace de nuestras bocas al momento de gritarnos, de no soportarnos de hacernos daño... tanto daño.
Es suficiente, tiempo de frenar tanta asquerosa mentira.
Vomitar tu rastro, estrujar mis tripas hasta hacer desaparecer rastro de tu vida, que no es vida y lo sabes...
Al viento mis entrañas vomitando tu ADN que en mi ser no se encuentra.
Haré del viento mi perfume, de las escamas mi piel
y del suelo aré la cuna que no meciste.





Fot: Franck Juery

3.14.2007






Derrama la tinta de tu boca sobre mi espalda.
Bebe el océano que estalla entre tus caricias.
No dejes que se disperse ni una partícula de sal.
No permitas que la miel empape tus sentidos, no.
Que no es sólo dulzura la sangre que cae de mi boca.
Que no es sólo sal, ni miel, no hay textura cautiva entiendes?
Ven abrázame, muerde mi cuello con desenfreno,
mientras me haces el amor,
Que no hay mas inmensidad que el extasis de el circular por tu sangre.
Deja que la sustancia de esta armonía se deslice a torrentosas mareas, mientras nuestra carne se desquicia eléctrica. ..
mientras los sentidos engendran un sexto, un séptimo, un polo a conquistar, desnudos entre las mareas.

Que no hay palabras mas diestras que las pronunciadas por estos cuerpos.

Aprieta mi espalda entre tus brazos, y extiende el maldito tiempo, que ya los segundos son milésimas de partículas entre mis dientes que no dejan de reclamarte.
Ven amor derrama tu amanecer en la noche y quédate eterno sobre mi.
Fot: Katarina Sokolova.

3.07.2007

Pócima.

En primer lugar quitamos la ropa, escarbamos entre la piel y bebemos su ph.
Roseamos la mesa con luz de luna.
Luego invitamos al silencio, damos la bienvenida a los latidos de corazón que se aceleran paulatinamente hasta hacerlos un ritmo en común.
Untamos las manos en albahaca para acariciar cada rincón del cuerpo amado.
Unas gotitas de aceite de canela entre el cuello y la espalda, sutilmente el aroma irá incorporando el cuerpo hasta nuestros brazos.
El tiempo, ese infame despiadado lo encerramos dentro de una botella con unas gotitas de ajo.
Lentamente nos emborracharemos de esta pócima, la mesa servida el mantel esperando los gemidos para impregnarlos, la piel abriendo sus poros para fundir los ph y hacer de la pócima perfume, aquel feromónico líquido...
lista la pócima para degustar.


Fot: Katarina Sokolova