3.07.2007

Pócima.

En primer lugar quitamos la ropa, escarbamos entre la piel y bebemos su ph.
Roseamos la mesa con luz de luna.
Luego invitamos al silencio, damos la bienvenida a los latidos de corazón que se aceleran paulatinamente hasta hacerlos un ritmo en común.
Untamos las manos en albahaca para acariciar cada rincón del cuerpo amado.
Unas gotitas de aceite de canela entre el cuello y la espalda, sutilmente el aroma irá incorporando el cuerpo hasta nuestros brazos.
El tiempo, ese infame despiadado lo encerramos dentro de una botella con unas gotitas de ajo.
Lentamente nos emborracharemos de esta pócima, la mesa servida el mantel esperando los gemidos para impregnarlos, la piel abriendo sus poros para fundir los ph y hacer de la pócima perfume, aquel feromónico líquido...
lista la pócima para degustar.


Fot: Katarina Sokolova

2 comentarios:

Gabriela dijo...

...

Gabriela dijo...

Este elixir es el que buscaba para las noches cuando la lluvia es tan sonora y posesiva. Pócima para cada segundo de un día.

Atte.
M.E.P.