6.17.2006



La delicia de saberse desquiciada, la tortura de encontrar la metamorfosis en los huesos, la demencia, la incongruencia del parálisis al servicio de la continuidad, la verdad de la locura consternada, enclaustrada en el ataúd de la respiración, sí lloro y qué!!! Cuál es el maldito problema, la cacofonía ya se instalo en el tálamo antes de caer la primera de mis lágrimas para alimentar las serpientes del pozo. Grito y lloro, me lamento, da lo mismo la locura no se detendrá es un maldito vicio que se desarrolla a la velocidad de un virus, la diferencia puede estar en el saber diluir la tonalidad, sofocar los gemidos. El caudal no daña la sensatez de la realidad, el placer… una bailarina sabe de placer… el privilegiado sentido armónico de los pies, tacto, contacto, desenfreno endulzado por el caramelo sonoro. Quizá no fue la ruta correcta pero al final el camino llega al mismo paraíso no? la misma carne fermentada, el mismo cerebro fracturado y lleno de nostalgias, las manos rotas, los pies descalzos, y toda esta palabrería queriendo describir el transcurso del tiempo, no sé si fue la ruta incorrecta tal vez fue la más angosta, pero pude palpar la maldita carne y los poros cada uno detalladamente. Atada, desatada, angustiada, amada, sobrepasada, desquiciada, acariciada, enceguecida por el lento recorrido de las gotas, atrapada plácida y desterrada… como una elegía del cuerpo inmortal. Demencia sin parálisis.

1 comentario:

Thiago. dijo...

Yo quiero volver a perderme entre sus letras... Añoro esos momentos.

Adoro sus palabras.