8.21.2006


Él estaba silencioso... fingía ser la doncella tras sus harapos, ella lo sabía, siempre lo supo, para qué simular...
Su vestido pronunciaba la maldita demencia, los pliegues de la piel no permitían ver las escamas, siempre lo supo, el tacto no se confunde, la lengua puede enredarse entre los hilos, los dientes muerden... aún le quedan pedazos de gemidos entre las uñas.


Entre erotismos ella le decía al oído:
No! no te escondas... mis manos corren más que tu cordura, estúpida demencia, básica tu naturaleza, simios nacen, simios mueren...
(Siempre supieron de la divinidad...)
Sabías que las entrañas se regeneran?
Esa esquina está húmeda y pegajosa! no huyas más, tú te conoces mejor, sabes de la maldita corrupción, la careta no podrá suplir el vértigo, lo sabes.
Escuchaban la misma canción...

Los desiertos pueden lastimar la espalda, es mejor el sexo entre las sábanas no?

Se desvaneció el vestido cuando él tiró del hilo, siempre supo que bajo aquellas flores estaba la princesa con una 9 mm sin seguro y dispuesta a disparar...

Bang!!!!!!!!!!!!!!!!!!


(recomiendo colocar stop en la canción de fondo y poner a lucybell... "sólo soy un adicto"... sólo soy un adicto qué quisiera destrozarte!!!!!!!!)
(fotografía: Philippe Cometti)

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yea! nos ponemos rudos y violentos; me gusta eso...

Thiago. dijo...

Esto prueba que nos vivimos poniendo máscaras para cubrirnos de los demás. Por miedo, claro.

dulceplacer dijo...

mis manos corren mas que tú cordura......lindo....y además recomendar a lucybell...más lindo aún.......bueno no se puede esperar nada menos de un angel....o pez demonio ahora?..besos.