7.10.2006


La distancia entre el murmullo y una canción.
La sincronía entre los pasos y el vuelo.
Son sólo doscientas seis las melodías dentro del esqueleto, cuatro las manos… sólo dos las que ocupamos.
La belleza de las cosas, se concede en los eternos segundos que perdieron el reloj.


La distancia se agita entre nuestros pasos y el vuelo. Suavemente la melodía nos acaricia la piel mientras la belleza contempla cuan ligeros son nuestros latidos.

Elíptica la luz que compone los ojos, sin embargo… no nos deja ver más allá.
Como un círculo, la crisálida recorriendo los matices del la teoría del color.


(Fotografía: Katarzyna Widmańska)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuando creemos verla, nos damos cuenta de que tan sólo era su sombra...