5.24.2006


Lugar del deseo, cuerpo cóncavo, lugar del deseo…

Aviso previo de la desnudes, el roce.

El objeto de la vehemencia se desnuda delicioso... el deseo no deja de latir entre la inopia que ata y agita la pelvis.

El impulso se derrite líquido entre las piernas y desea beber lo más hondo de la contracción.

La vehemencia con que se gesticula el impulso, pulsión, libído.

Si bebo de tu saliva es porque me es plácida, si bebo de tu sexo es por el placer de contemplar tus ojos en desorden, por sentir las uñas hundiéndose en la piel, cómo te excitas tan débil entre mis deseos, tan plácido entre el tacto, vulnerable a la lengua extrayendo la sangre de tu cuello, rogando por más.

Cuerpo de arena extinguiéndose en el ardor de mis manos.

Boca de gato lamiendo mis entrañas.

Cuándo ondulas dentro las caricias, parece que arrancaras la flama más oculta, perversos tus gemidos compenetran la mirada, cuál psicópata queriendo desgarrar el útero y comer de el.

Si bebo de tu boca es por el impulso irrefrenable de apretar tu espalda, desaparecer en ella hundirme en tu ombligo y desembocar exhausta entre tus piernas...
Para luego continuar... lugar del deseo, cuerpo próximo y ansioso de más.

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