
Confieso que soy una adicta a los besos, al ph delicioso que se transmite… lengua a lengua. Que me trastorna morder; incluso… puede que me declare culpable de excitarme si la sangre emana de alguna grieta. Me trastorna la piel, y sin vergüenza de estas declaraciones, admito ser totalmente débil a hundir mis manos en el cuerpo amado, a enloquecer, tan solo con mirar un detalle profano, perderme en el ombligo, y no tener piedad en el ocaso las caricias. Lo sé, y no me pueden culpar… la cordura me abandona y casi síncopes mis gemidos pronuncian palabra, cuando los nervios de mi cuello son lamidos roídos o acariciados, que totalmente ciega, la locura desorbita mi boca para caer en el pliegue infinito que forman los omoplatos queriendo juntarse, cuando las yemas de mis dedos acarician la columna vertebral: libro del éxtasis. Es totalmente cierto, nunca lo he negado, me trastornan los huesos, y puedo apelar si se me acusa… perfecta anatomía humana ¿cómo no perderse en el soporte de tan sensual arquitectura? cómo no conmover al suspiro, ante tanta infinita belleza contemplada, tanto caudal de sudor humectando los poros, más aún puedo decir, me complace en extremo entrar en un rincón de su cadera, acurrucarme en alguna articulación y acicalarme ahí hasta inquietar la intimidad de la carne, puedo, y ciertamente es lo que hago, ocupar mis manos como transporte de dichos escalofríos, aquellos que en temporal de locura se estrechan a mi cintura. - y no es delito, lo se, es sólo deleite- No hay carmín en mis mejillas al decir esto (sí en mis labios).podría repetirlo si fuese necesario, después de todo y ni mil años dejarían sin verdad la locura de mis sentidos.