4.11.2006












Qué es lo que puede hacer un alma romántica ante tanta suavidad, no es preciso más dulzura… casi se me adormecen los pies con tus caricias, aletargada, acurrucada entre tus precipitadas ternuras, que es lo que puedo hacer… como no dejarse llevar por el perfume adormecerte de tus palabras.
Como no temer al frío… en caudales ríos susurrados.
Aun cuando sabes que mi alma pende de un ya tan delicado hilo, te arriesgas a la conquista, como quieres que no tema… no quiero humedecer tu piel de lágrimas… no quiero perderte, perderme... en la tormenta sin piedad de la lluvia.
Mas tampoco quisiera perder la dulzura de tus labios…
No se si logre quitar la espina y alcanzar la rosa, la voluntad se queja de tanta derrota, los sentidos están quietos y reclaman por la tranquilidad del silencio.

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